Las normas se aprueban por consenso, tras un proceso consultivo con los Miembros. No obstante, su aplicación puede resultar compleja para algunos Miembros por diversas razones, como la falta de un marco legislativo nacional o, por ejemplo, la existencia de otros temas prioritarios. Cuando un país no logra aplicar las normas, las consecuencias son tanto sanitarias como económicas, ya que el acceso a los mercados internacionales puede restringirse debido a la aplicación de medidas de seguridad por parte de los socios comerciales.

Por esta razón, la OIE trabaja en la creación de un entorno cada vez más favorable para la aplicación de sus normas, incluso en el marco de diversas asociaciones. En consecuencia, se destaca su participación en la iniciativa coordinada por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), junto con otras 50 organizaciones internacionales. Estas organizaciones comparten sus experiencias y trabajan mancomunadas en pos de una reglamentación internacional más eficaz orientada a responder de manera óptima a los problemas mundiales.